miércoles, 28 de octubre de 2015

LLEGAR A CASA LUEGO DEL PASO POR NEO - Historias de mamás y papás en primera persona.


"Cuando llegamos a casa con nuestro peke titán (Juan Pablo, nacido de 30 semanas), habían pasado 55 días de internación, era un 22 de diciembre y la despedida de la neo fue tremenda, al llegar ese día en el primer turno, la jefa de enfermeras nos había puesto un cartel a tres de los pacientitos, de los “hijos” sobre las cunas, para ese entonces ya estábamos en cuidados mínimos y algunos parientes cercanos lo habían podido ver tras el vidrio pero nada más, al ver los carteles que sólo decían el nombre de los bebés con goma eva, nos dimos cuenta entre lágrimas y abrazos que nos íbamos, no obstante, nos sobrevivo un terror inmenso, ¿cómo íbamos a tratar a nuestros bebés en casa?, ¿cómo cuidar tanta fragilidad?, ¿cómo frenar a todos los parientes que iban a querer ver ese bebé que no habían podido conocer en dos meses?.


Con mi marido decidimos mandar un mail prometiendo fotos y explicando que no íbamos a recibir visitas hasta que la pediatra nos autorizara, Juan había estado muy delicado y si bien muchos nos decían que ya había pasado todo, para nosotros este viaje recién comenzaba y la experiencia vivida nos había dejado muy sensibles y con muchos miedos. Sólo lo podrían ver los abuelos y tíos, ni amigos, ni primos y mucho menos niños en edad escolar, mi gordito tenía las defensas por el piso y su cuidado iba a ser fundamental para la recuperación.

Yo ya venía preparando la casa, había lavado cortinas, repasado una y otra vez pisos, baño, la cocina parecía el lactario, los muebles impecables.

La jefa de Neo, nos dio los papeles del alta, nos pidió que anotáramos preguntas para hacerle y nos dejó en claro que podíamos llamar a neo las veces que quisiéramos las 24 hs del día. Las enfermeras nos despidieron con lágrimas, abrazos y promesas de llevarles los bebés para que los vieran crecer, cosa que hasta hoy cumplo…. 6 años después de ese día.

Al llegar los tres a casa, nos sentamos con mi marido en el sofá del comedor y lloramos abrazados a nuestro bebé por largo rato, la angustia contenida era mucha y no podíamos creer que teníamos a nuestro amorcito entre brazos, sin embargo había una realidad latente, no conocíamos a nuestro hijo.

Si Juanpi lloraba no sabíamos por qué era, y eso era contadas veces, bañarlo nos daba miedo, si bien en la neo nos enseñaron a hacerlo antes de darnos el alta, pero siempre había una “Rosa”o una “Cristina” a mano para cualquier eventualidad. Alzarlo era un desafío, su cuerpito tan frágil, sus ojitos como tristes y asustados. Hubiera querido borrarle del cuerpo y del alma tantas malas vivencia a mi pequeño hijo que ya por entonces tenía dos meses de vida.

El seguimiento de los prematuros en el Hospital era nulo, por lo cual más temíamos por el gordo ya que nos esperaban médicos nuevos que no sabían su historia. Mucho de lo que hice fue por intuición. Yo preparé una carpeta con todos los estudios, y anoté los informes que me deban en la internación para llevarlo al médico que correspondiera y tener un resumen de la larga historia clínica de Juanpi.

La primera noche no dormimos nada, Juan era una máquina de hacer ruidos, nos habían recomendado poner una radio y no apagar la luz, pero él estaba incómodo y nosotros más aun, habría los ojos enormes, si bien sabíamos por los fondos de ojo que le habían repetido muchas veces que no veía mucho, hasta parecía que sentía otros olores, yo lo sentía asustado, eso sucedió por muchos días más, por las noches decidimos sacarlo del catre que estaba al lado de mi cama porque no lo veía y ponerlo con un moisés de viaje en el medio de la cama para verlo mejor, yo le ponía la mano encima de su cuerpito como cuando estaba en la servocuna y así se calmaba, el papá hacía lo mismo, y de a poco empezamos a “colechar”, una palabra que yo desconocía. Con cuidados extremos, pero con la seguridad que lejos de nuestros cuerpos no estábamos seguros ninguno de los tres".

Gracias Vanesa por compartir el relato.

sábado, 10 de octubre de 2015

HISTORIAS EN PRIMERA PERSONA: Lactancia y Vuelta al trabajo


Laura comparte con nosotros su gran esfuerzo para continuar con la lactancia exclusiva cuando volvió a trabajar.


"Para todos/as los que me decían que cuando vuelva a trabajar se me terminaba la lactancia materna exclusiva. Para los/las que me decían dale fórmula, no vas a llegar a juntarle la leche. Para mi jefa que no me deja sacarme leche en el trabajo (es madre y abuela. A veces creo que las menos solidarias son las mujeres) y mis compañeros/as, que no me cubren media hora aún cuando me ven dolorida por los pechos llenos de leche. Para mis compañeras madres, que me dicen que estoy loca porque me levanto a las 5 am para sacarme más leche que le de fórmula asi descanso. Para todas las mamis que dudan y creen que su leche no alcanza y que sus pechos no se llenan... 
SI SE PUEDE!!!. 
280 mililitros de oro blanco en 20 minutos para mi bebita hermosa que viene engordando y creciendo genial a pasar de que este sistema perverso quiere que bajemos los brazos. 
Viva la teta! 
Es hermosamente agotador. Claro que si!!. Porque lo bueno... 
Tarda en llegar, pero al final, al final hay recompensa!!".

Felicitaciones para Laura y para todas las mujeres que eligen seguir amamantando a sus bebés en un contexto que poco ayuda a hacerlo.



Si queres que se publique tu historia enviala a dulcecrianza@gmail.com