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lunes, 26 de enero de 2015

Tu hijo se porta mal... tu hijo te desafía!





Seguramente hemos escuchado esta frase con sentido negativo. Es común escuchar: "Los hijos desafían". "Los hijos ponen a prueba a los padres". "Intentan manipular". "Los provocan". "Desafían la autoridad".


Entender el desafío de esta forma hace que nos enojemos con el niño, lo retemos y sólo esperemos de él que modifique su mala conducta. 

Desde este espacio proponemos pensar el desafío en un sentido positivo. Un desafío es una apuesta, un juego, algo a descubrir.

Los malos comportamientos esconden un malestar en el niño. 

El desafío es descubrir qué le pasa.
El desafío es involucrarnos con lo qué le sucede
El desafío es poder acompañarlo.


Aceptar el desafío es una oportunidad para conectar con nuestro hijo, comprenderlo y ayudarlo. Poder entender que su mal comportamiento es "un llamado de atención", una señal, para que registremos que algo le está pasando, algo está necesitando. 

Ser conscientes de esto nos permitirá como padres implicarnos con su malestar para poder comprender el mensaje detrás de su conducta y por último conocer el camino para ayudarlo. 

En algunos momentos a los padres les resulta simple entrar en sintonía y reconocer lo que le pasa a su hijo. El comportamiento puede afectarse por cuestiones más simples como sueño, cansancio, hambre o aburrimiento. También la causa pueden ser eventos importantes en su vida, como ser la llegada de un hermano, comienzo de la escolaridad, conflictos o peleas en la pareja, etc. En otras ocasiones, es más difícil comprender al niño y los padres se sienten desorientados, entonces es importante consultar con alguien que nos ayude. Si no sabes qué le puede estar afectando a tu hijo me pongo a disposición para que te contactes por privado me escribas contando que le sucede e intentaré ayudarlos.

El camino es detenernos a observar a nuestros hijos y aceptar el desafío de acompañarlos.

Lic. Mariela Cacciola
Psicóloga especialista en Maternidad, Crianza e Infancia.


TALLER VIRTUAL "LA COMUNICACIÓN DE LOS LÍMITES". Para mayor información del taller contactate

domingo, 3 de agosto de 2014

Una experiencia cotidiana para pensar que nos dicen los hijos con sus comportamientos


Les comparto una situación que nos contó una mamá en unos de los talleres virtuales “La comunicación de los límites”
Esta mamá nos relata una experiencia cotidiana muy útil para poder pensar cuánto nos necesitan nuestros hijos y que muchas veces sus “malos comportamientos” es la única manera de expresarnos que algo les está pasando. 
Nuestro desafío es descubrir lo que le sucede.



Primer mensaje de la mamá en el foro del taller: Hola a todas! Les cuento algo que pasa todos los dias. Que es una de las cosas que más me hace creer que necesitamos ayuda... Acuesto a los nenes (5 y 8 años), entre las 20 y 21 hs. A la mañana entran a las 7:50 los dos. La escuela está de pasada al jardín de infantes. Empiezo a llamarlos a las 6:30. El nene, el de 5, se despierta, se levanta, toma la leche y lo visto en 20 minutos. Y la nena, mientras esto sucede, sigue acostada, si no es dormida, sigue acostada remoloneando. Le explico que se nos va la hora de prepararnos, que hay que llegar a horario. Le explico que sus compañeros la esperan, le explico que ella tiene que cumplir su obligación de llegar a horario... le explico, le explico, y nada! Ella sigue acostada. Llegan las 7:30, 7:40 y la nena (8 años) sigue en la cama!!! Mi paciencia se agota, le grito, y ella llorando empieza el berrinche. Llora en lugar de apurarse, dice que está cansada. Que quiere dormir. Le digo que ya durmió, que ahora es hora de ir a la escuela. Que debe levantarse y rápido! Se levanta chinchuda, y me dice que tiene sueño, que a mi no me gustaría que me despierten así. Que ella es sólo una nena y que yo soy la que debe vestirla. Y se queda gritándome que soy mala madre que no ayuda a su hija a vestirse. Entonces la visto, y ella no hace nada por prenderse botones o cerrar cierres, todo lo tengo que hacer yo. La peino rápido y le caliento la leche que a veces la toma fria, porque les hago la leche a las 7. Llegando las 7:50, casi siempre vestida, y peinada, le pido que se ponga las zapatillas y se queda sentada, mirándome o mirando la nada... No se las pone!! Le pongo las zapatillas con bronca! Y le pongo a los dos las bufandas y gorras de abrigo. Salimos de casa y nos lleva unos minutos llegar a la escuela. A las 8:00 en punto cierran la puerta. Y ella llega casi siempre 8:06, 8:10, 8:15... aprox. Cuestión: todos los dias llega tarde y el hermano también, él más tarde, entra 7:50 y llega 8:10, 8:15, 8:20, aprox!! La directora del jardín me dijo que no lo recibe más si no llega a horario. Verdaderamente no se cómo hacer en las mañanas. He probado con música, chocolate, pan con manteca, galletitas diferentes, cosquillas, y hasta le he dicho que si se levantaba temprano tendría unos 15 minutos para patinar; eso ha sido un incentivo, pero a la hora de sacarse los patines, todo es igual! La amo! Pero a veces me siento agobiada!! Yo soy remolona y vueltera, también, no lo niego, también soy de llegar tarde, pero ella está empezando su vida escolar y quiero que no viva todas las cosas que pasé yo. La verdad a veces creo que hay algo que hago mal y no descubro qué es.
El tema que al estar sola con ellos no se cómo hacer para que se apuren, o que hagan las cosas por si mismos. Algunas veces les digo que ellos van teniendo más edad y que cuando una persona crece, va teniendo que aprender a hacer cosas para ella misma. Porque los papás hacían las cosas por / para ellos totalmente, cuando eran bebés, pero a estas edades, ellos deben hacerlas para sí mismos. Y no consigo que las hagan. Me siento frustrada!! Hasta cuándo van a seguir con esto de esperar de mi que les haga todo? Higiene, vestirlos, peinarlos: mamá, y ahora, desde hace muy poquito, empezaron a querer bañarse solos. Siento que les hace mal que yo les haga todo eso. 
De chica, mi madre nunca estaba. Ella trabajaba mucho y yo he aprendido a hacer todo sola! Desde los tres años me bañaba sola, y hasta lavaba la ropa interior. Desde los siete años me peinaba sin ayuda, y tenía el pelo largo hasta la cintura. Nunca más me arrancarían el pelo, ni mi abuela ni mis tías!!
Claro que entiendo que ellos son otras personas, claro que no les pido que sean como yo. Pero quisiera saber cómo guiarlos a que ellos comiencen su propio cuidado. La higiene personal, el vestirse solos, atarse los cordones, etc. Por supuesto, que yo no intento que lo hagan como yo. Ni a la misma edad que lo hice yo. Pero el tema es: a qué edad lo debieran hacer? Cómo hago para ayudarlos a ser independientes en esto?"

RespuestaGabriela planteas algunas cuestiones que exceden los objetivos del taller y que serían mejor conversarlas por privado, por ejemplo nos contas parte de tu infancia y como esto puede estar afectando a la crianza de tus hijos. Te preguntas cuándo serán independientes, sin embargo no creo que sea el principal problema. 

Voy a tomar parte de tu relato para reflexionar en este espacio grupal. 

Respecto a la escena que relatas en principio te propondría que antes de preocuparte por cuándo harán solos sus cosas pensaría en cómo lo pueden hacer para que no sean tan conflictivas todas las mañana. Sin dudas podemos identificar como la causa del conflicto: los celos entre hermanos. Por lo que contas la conducta de tu hija está intensificada por diferenciarse del hermano. "Él lo hace en 20 minutos y fácil yo voy a hacer lo opuesto". Tendrías que buscar la forma de poder revertir esta situación. Que ella no llama la atención de esta forma. 
Podrías probar con cambiar la rutina. Empezar primero con ella, decirle: “mañana te voy a despertar primero a vos”. Vestila si es necesario pero sin enojo sino como un mimo por levantarse temprano, y proponer un tiempo para disfrutar juntas: “hacemos desayuno de chicas". Proponerle que viva esa mañana como un tiempo exclusivo entre ambas. Luego despertar al hermanito que sabes que rápidamente estará listo. Qué te parece?

Nuevo mensaje de Gabriela
Les cuento que esta mañana desperté a mi hija con besos, cosquillas y una cucharada de dulce de leche, mimos y abrazos! Dejé al nene durmiendo. Creo que fue sanadora la mañana, porque se levantó mucho más rápido y menos perezoza que otros dias. Y se que anoche se durmió tarde, yo volví tardísimo. Y les cuesta seguir la rutina cuando no estoy en casa y se quedan con mi madre. La vestí y peiné teniendo en cuenta que ella todavía no lo puede hacer, que lo hará seguramente cuando pueda, y no hubo gritos. Me dio un abrazo largo y me dijo que me ama mucho, que soy la mejor mamá que ella pudo haber elegido. Que ella sabía que yo iba a poder tratarla con todo el amor que tengo en el corazón. Yo la abracé y el dije que las mamás también aprendemoa todos los días. Y le di un beso, le dije que la amo como a nadie, y que se hacia tarde, que le pedia por favor que llegara temprano. Y llego solo dos minutos tarde, muho mejor que otros dias. Me alegra haberme anotado en este taller. Creo que no tiene precio. Permite RE-CONSTRUIRSE A SI MISMO. Concuerdan? Bueno, tal vez no todos lo necesitan, pero a mi me hace bien. 

La verdad ayer fue un día muy de mucha emoción. Por años estaba buscando ser una madre distinta a la que era. Y con dejar de escuchar esas palabras que dicen sobre mi hija "es una vaga", "te manipula", "hace lo que quiere", "asi le va a ir en la vida!", y lo que dicen de mi que no le doy bola, que le tengo que pegar con una varilla en las piernas, que soy blanda, que no tengo caracter, que me dejo dominar, y un sin fin de comentarios que desde hoy pongo a la hoguera... Decía que con dejar de escuchar todo eso que siempre me resonaba en la mente, pude concentrarme en mi objetivo: Mejorar la mañana. Y creo que lo hice. Hoy se despertó en 20 minutos. Sin gritar. Remoloneó, pero se levantó con ganas de desayunar y ayudó a vestirse. Es un avance, importante!! Estoy feliz Mariela, mil gracias por este taller!! Se que tal vez, haya que mejorar más cosas, pero ya empezamos. Y eso buscaba. Gracias a todos. Abrazos!


Los invito a pensar que les pueden estar pidiendo sus hijos. Que están necesitando. A  veces darle lo que necesitan es mucho más simple de los que nos imaginamos. Tenemos que estar muy atentos para escuchar sus necesidades genuinas.

miércoles, 6 de febrero de 2013

Recuperemos la confianza en nosotros y en nuestros hijos

Ayer durante todo el día escuche el audio del horror que vivían los bebés y niños que asistían  al Jardín Tribilin de San Isidro Provincia de Buenos Aires (“Jardín del terror”). Jardín en el qué se descubrió el maltrato que recibían los niños por parte de quiénes tenían la obligación de cuidarlos y atenderlos. 

Escuche el audio que grabo un papá, observe entrevistas realizadas a padres, comentarios de periodistas y profesionales, lo que me llevo a reflexionar qué nos pasa como padres. Considero que este tipo de eventos nos tiene que ser útil para cuestionarnos cuál es nuestro lugar, qué autoridad tenemos, no para culpabilizar sino para pensar que como padres y como sociedad somos parte de esto. 

Mucho se habla de que los niños ya no respetan a la autoridad, que los padres ya no tienen la autoridad sobre sus hijos como lo tenían en otros momentos. 

A raíz de estos hechos me pregunto donde está la autoridad de los padres, pero no asociada a la idea que deben tener autoridad sobre sus hijos para “para ponerles límites”, “para controlarlos” o “para castigarlos”. Sino la autoridad que tengo como padre de saber que es lo mejor para mi hijo. 

Esto es algo que muchos padres perdieron. Lo podemos llamar autoridad o lo podemos llamar confianza en ellos y en sus hijos. La autoridad, el poder y la confianza para hacer primar, ante todo, lo que necesita mi hijo y lo que le pasa. Para esto, necesitamos poder conocerlo y poder escucharlo. 

Ayer escuchaba testimonios de muchos padres que resignificaron síntomas que mostraban sus hijos, el más nombrado era el miedo al agua, no querer bañarse, incluso hablaban de fobia al agua. Hasta este momento estos padres lo tomaban como simples “berrinches o caprichos”. Insisto en no culpabilizar pero sí tener en cuenta que ésta sociedad minimiza lo que le pasa a un niño, le resta importancia y no se detiene a observar que le puede estar sucediendo. 

En otro caso, un periodista le pregunta a uno de los papás que enviaba a su hija de casi dos años al jardín, qué le habían explicado, qué le habían dicho sobre los sucedido y de porque no iba más. Este papá cuenta que no le dijeron nada y que están esperando al sábado (faltan 5 días, y ya hace otros 5 que su hija no va al jardín) para reunirse con un equipo de profesionales quienes le van a indicar qué y cómo decirles lo ocurrido. Más allá de la buena medida tomada por el ministerio de educación de poner a disposición de estos padres orientación para manejar la situación, me hace pensar en esta autoridad perdida de los padres, este lugar perdido, donde estos padres necesitan de “profesionales” que les indiquen que hacer con sus hijos. Donde no hay una confianza para comenzar a abordar el tema desde el saber “simplemente” como padres. No tener la confianza o la autoridad para explicarle a su hija ni siquiera porque no va más al jardín. No dicen nada hasta que les diga que tiene que decir. 

Esto que esta ocurriendo como consecuencia de lo descubierto en este jardín, es un hecho tiene gran magnitud pero esto se evidencia en distintos momentos de la crianza. Lo que me lleva a reflexionar en ésta pérdida de confianza de los padres, que hace que busquen respuestas en cualquier lugar menos en su interior, que recurran a profesionales, que lean libros, que apliquen métodos (por ejemplo Duérmete Niño), que obedezcan ciegamente a consejos que pueden leer o que les pueden decir otros, por ejemplo su pediatra, sin darse el lugar y sin tener la autoridad y la confianza que como padres son ellos lo que saben lo que necesita su hijo. 

Muchos son los padres que consideran que el poder y la autoridad no está en ellos, que pediatras, psicólogos, maestras, directoras, neurólogos, etc, etc saben más de la niñez y de SUS niños que ellos mismos. 

Como padres podemos buscar orientación, de hecho este espacio surge con el fin de poder acompañar a los padres en la crianza de sus hijos, pero debemos saber que somos nosotros los que realmente sabemos que es lo mejor para nuestra familia. Como mamá y papá puedo buscar orientación, consejos, escuchar a profesionales, leer libros pero siempre confiar que la última palabra y quien decide que es lo mejor para mi hijo somos nosotros. 

Debemos recuperar ese lugar perdido, recuperar la confianza y el sentido común en nuestra función de padres. 

Para recuperarlo tenemos que volver a escucharnos nosotros, mirarnos para adentro y MIRAR a nuestro hijo. ESCUCHARLOS Y SOBRE TODO RESPETARLOS. Los niños no lloran porque sí, no hacen berrinches porque sí, no se portan mal por naturaleza. Todo tiene un sentido y un fin. Algo nos están queriendo comunicar. No nos manipulan ni nos toman el tiempo. ELLOS NOS NECESITAN A CADA INSTANTE. Tratan de expresar como pueden y con sus escasos recursos lo que les pasa, tratan de encontrar la forma para que sus padres los escuchen. 

RECUPEREMOS LA CONFIANZA ELLOS Y EN NOSOTROS.


martes, 4 de septiembre de 2012

CARLOS GONZÁLEZ en Buenos Aires

 Conferencia sobre Necesidades Afectivas

 

Compartimos algunas frases: 

“Esta es la generación de niños que menos tiempo ha pasado con sus padres”. 

“A veces nos molesta el llanto de nuestro niño porque nos parece irracional… los adultos y los niños lloramos por motivos diferentes eso no significa que unos sean más importantes que otros”. 

"Sin niños maltratados, sin niños golpeados, no habrá adultos golpeadores y maltratadores. Sin niñas golpeadas, sin niñas maltratadas, no habrá adultas que permitan que alguien intente golpearlas. Si ella crece sabiendo que la persona que supuestamente la "quiere", la golpea; pensará que es lógico y normal que su novio, que la "quiere", también la golpee". 


“Mamá quiero estar contigo porque contigo soy feliz”… “¿Quieres que solo te llame por interés cuanto tiene hambre?”. 

"Cuando un niño llora es porque sufre, no nos está manipulando, NOS NECESITA".


“Cuando uno se casa hace una despedida de solteros, deberíamos también hacer una despedida de pareja cuando viene un bebé en camino, porque NACE UNA FAMILIA”.

“El mundo necesita personas que manden y otras que obedezcan, que otros eduquen a sus hijos para obedecer, yo al mío lo educo para mandar”. 

“Queremos que nuestros hijos tengan éxito… Nadie quiere que su hijo fracase”.

"Que cada familia se sienta libre y sepa que tiene el derecho de hacer lo que mejor le funcione". 



Simple muy simple, Carlos González nos transmite lo fácil que es sí criamos a nuestros hijos desde el corazón y sí los tratamos como nos gusta a nosotros que nos traten. De esta forma poder olvidar algunas de las presiones culturales que nos rodean y DISFRUTAR de la crianza de nuestros hijos. 

domingo, 26 de agosto de 2012

La CRIANZA CON APEGO más allá de la LACTANCIA PROLONGADA y el COLECHO

Este artículo surge a raíz de cómo es tratada la CRIANZA CON APEGO en los medios de comunicación. Luego de la polémica nota de la revista TIME varios medios han hablado e intentado contar en que consiste esta forma de crianza.



En las últimas semanas un programa periodístico realizaba un informe sobre este tema. Del mismo participaban madres, psicólogas de diferentes concepciones teóricas y médicos pediatras. 

En éste, como en otros informes periodísticos, hay padres y profesionales que defienden los beneficios de que niños mayores continúen siendo amamantados y duerman con sus padres y otros profesionales consideran que esto genera consecuencias negativas en la salud mental y en el desarrollo de los niños.

Se intenta definir y abordar la CRIANZA CON APEGO y sólo se limitan a hacer referencia a la lactancia prolongada y el colecho.

Más allá que desde este espacio compartimos los beneficios que ambas cuestiones tienen en el desarrollo emocional de los niños consideramos que la CRIANZA CON APEGO y la CRIANZA RESPETUOSA van mucho más allá de la lactancia prolongada y el colecho. Estas son, en algunas ocasiones, consecuencias y no causa de una forma de crianza

La crianza con apego consiste fundamentalmente en el respeto absoluto por las necesidades emocionales del bebé. Reconocer, atender y ser empáticos con lo que le sucede niño.
Para ello es fundamental priorizar las necesidades del bebé y despojarse de la visión adultocentrista que esta sociedad nos impone. Seguramente escucharemos: "no lo tengas mucho a upa porque se va a malcriar", "te va a tomar el tiempo", "es demasiado grande para que siga tomando teta", "ya debería dormir toda la noche", "dejalo llorar que no le va a pasar nada". Estas frases lo único que logran es poner en veredas opuestas a padres e hijos. Nadie va a querer consentir a otro si pensamos que nos esta manipulando, esto genera una distancia emocional que impide que comprendamos y empaticemos con el bebé

En la crianza con apego es necesario ubicarnos en la misma vereda, implicarnos emocionalmente con sus necesidades, comprender las diferentes etapas y los tiempos en su desarrollo. Comprender que los bebés no nos toman el tiempo, no nos manipulan, sino que NOS NECESITAN. 

Como consecuencia de esto, muchos bebés continúan siendo amamantados y duermen con sus padres, pero esto no es la causa sino la consecuencia. También es posible una crianza con apego con bebés alimentados con leche artificial o una lactancia materna con una crianza sin apego. Lo mismo es aplicable al colecho.

La Attachment Parenting International (API), partidarios de la Crianza con Apego del Dr. Sears, intentan fomentar un vínculo seguro con los hijos mediante ocho principios que se identifican como metas a conseguir por los padres. Estos ocho principios son: 

           1. Preparación para el embarazo, el nacimiento y la labor como padres. 
           2. Alimentación con amor y respeto. 
           3. Responder con sensibilidad. 
           4. Utilizar la crianza de apego. 
           5. Incluir la crianza también durante las noches. 
           6. Proporcionar el cuidado cariñoso constante. 
           7. Practicar la disciplina positiva. 
           8. Esforzarse para un equilibrio en la vida personal y familiar. 

Lo fundamental en la crianza con apego es que prime el respeto y el amor, es brindarles a los niños un crecimiento en armonía y acompañarlos en forma cariñosa en todo momento.

miércoles, 1 de febrero de 2012

En sus Zapatos... Empatía y respeto con nuestros hijos


Para los adultos no es tarea fácil ponernos en los zapatos de los niños, comprender lo que realmente les ocurre. En general se les pide todo el tiempo que ellos entiendan, cuando se supone que somos nosotros los que ya tenemos la capacidad de comprensión. Por distintos motivos personales y sociales a los adultos les cuesta mucho ponerse en el lugar del niño, ver el mundo desde la visión infantil.
 
Poder empatizar con ellos nos va a guiar en muchos momentos de la crianza. 

¿QUE ES LA EMPATÍA? La empatía es una cualidad humana, que implica primero reconocer las necesidades y los sentimientos de otras personas y segundo, hacer algo para ayudarlas. Popularmente se conoce como la capacidad de “ponerse en los zapatos del otro”. Ser empático es tener la habilidad de captar lo que otra persona puede estar sintiendo o requiriendo. Es poder escuchar, comprender y sintonizarse con las emociones de los demás.

Por lo tanto como padres es importante que podamos:

1_ COMPRENDERLOS. Saber y reconocer las necesidades de nuestros niños. 
2_ RESPESTARLOS. Poder respetar lo que le ocurre. Respeto por sus tiempos. Respeto por sus necesidades. Respeto por sus limitaciones.
3_ ACOMPAÑARLOS. Guiarlos y brindarles lo que este necesitando en determinado momento o situación.

Lamentablemente muchas veces los adultos desde su visión no comprenden lo que le sucede al niño, desestiman o minimizan los motivos de lo que le ocurre. Realizarnos las siguientes preguntas propiciara que podamos comprender al niño y empatizar con él:

•- ¿Cómo me sentiría yo si me pasara lo que le sucedió?
•- ¿Me gustaría que me hicieran lo mismo?
•- ¿Qué me gustaría que hicieran por mí si yo estuviera en su situación?

Es fundamental ponernos en sus zapatos para poder dejarnos conmover por sus dolores, para poder sintonizar con ellos en sus momentos difíciles, para reconocer lo que pueden estar sintiendo, para legitimar sus malestares, para entrar en contacto directo y profundo con lo que les está pasando. 

Ponernos en sus zapatos para poder respetar a nuestros hijos con su individualidad y sus derechos. 

Es esencial comprenden la importancia que tiene esto para acompañar el crecimiento de nuestros niños. Si podemos empatizar con ellos, si podemos realmente dar cuenta de sus necesidades, nuestra forma de acompañarlos será mucho más beneficiosa y respetuosa para con ellos.