La mayoría de los adultos consideran que es fundamental que los niños compartan sus cosas. Los padres insisten para que sus hijos desde muy chiquitos sepan compartir.
¿Es necesario enseñarles a compartir? ¿Compartimos los adultos?
Pensar en que nuestro hijo tiene que saber compartir nos resulta fácil y hasta obvio. No lo cuestionamos porque no le damos el mismo valor a sus objetos que a nuestras cosas. Los adultos minimizan el valor que tienen los juguetes para los niños, sin embargo estos son objetos muy preciados para ellos.
Como otras cuestiones durante la crianza, uno educa con el ejemplo. ¿Compartimos nuestras cosas de valor como ser nuestro celular o auto? Generalmente los adultos no prestan sus objetos de valor, y menos a extraños. Lo hacemos en pocas ocasiones a personas conocidas si estos nos explican la necesidad de su uso, y muy rara vez sucede que lo prestemos a un desconocido. ¿Nos gustaría que nos fuercen a entregarlo fácilmente restando el valor que tiene para nosotros? Seguramente no.
Sin embargo resulta muy fácil prestar lo ajeno, resulta muy fácil exigir a nuestro hijo a que entregue sus cosas.
En reuniones sociales o en plazas vemos miles de situaciones donde los padres insisten y en ocasiones fuerzan a que su hijo preste un juguete. Es común que el niño se oponga y manifieste su disgusto llorando, con un berrinche o de la forma que encuentre para expresar su disconformidad. En estos momentos muchos adultos no dudarán en expresar que es un egoísta, que no sabe compartir, que es un malcriado, etc. ¿Por qué no pensamos que el niño está cuidando sus pertenencias como lo hacemos los adultos?
También es necesario tener en cuenta la edad del niño. Los niños pequeños no tienen la capacidad para comprender lo que implica el compartir.
Compartir es una habilidad social, los niños la adquieren naturalmente a cierta edad. A partir de los 2 o 3 años cuando comienzan a jugar con otros, buscan el contacto con otros niños y como parte de esta nueva experiencia comparten los juguetes. A partir de los 3 años tiene la edad suficiente para comprender que, un juguete compartido, puede ser más divertido y generar más juego, que un juguete para uno solo.
Como padres es importante que:
- Comprendamos la importancia que tienen los juguetes para nuestros hijos.
- Les expliquemos lo que implica prestar (que es por un tiempo y que luego se le devolverá) pero saber que dependiendo de la edad del niño quizás todavía no tenga la capacidad para comprenderlo.
- Les preguntemos si quieren prestar.
- Tengamos en cuenta la decisión del niño.
- No los obliguemos a compartir.
- Tengamos algunas estrategias que facilitan que los chicos aprendan a compatir. Por ejemplo, promover el intercambio de juguetes. Llevar juguetes de nuestros hijos si vamos a otras casas para facilitar el intercambio.
Recordemos que es fácil prestar lo ajeno y que para nuestros hijos los juguetes tiene un valor muy importante.