viernes, 20 de noviembre de 2015

Semana del Prematuro - Historia de una mamá en primera persona

El nacimiento de un bebé prematuro establece una situación de muchísimo esfuerzo y exigencia, tanto para el bebé como para los padres y la familia. 



Por un lado, el bebé atraviesa varias situaciones: sus déficits madurativos para vivir, mantenerse estable, atravesar sufrimientos corporales y llegar a mantener una relación con sus padres sin desorganizarse.

Por otro, la generación de diversos sentimientos en los padres: duele, impacta, exige acomodaciones, desconcierta.

Desde el nacimiento- ingreso a la terapia intensiva hasta el egreso se produce un encuentro inmerso en un shock, en un estado de confusión…. De alguna manera un encuentro desencontrado….

Entre experiencias intensas y de enorme ansiedad van creciendo sentimientos encontrados: amor y fortaleza, pero también inseguridad, culpa y temor. 



Es cierto que las marcas en la piel del bebé cuentan su historia de inmadurez, de intervenciones físicas, de dolor, fortaleza y sobrevida; pero también existen marcas invisibles que necesitan tiempo para expresarse.

Texto extraido de 
Las implicancias afectivas de la prematurez de Gabriela Pose. 

Gracias Vanesa por compartir tu historia:

Juan nació el 29 de octubre de 2009, mi fecha probable de parto era del 12 de enero. 

Creo que la experiencia de internación es extensiva a bebés de variado tiempo gestacional y variado tiempo de internación; la realidad es que el parto suele ser un recuerdo traumático…. Si cerrara mis ojos y les dijera lo que veo de ese día sin entrar en el detalle sería: incertidumbre mía y de algunos médicos, muchas luces, tactos, manos que me tocan y me acomodan de un lado a otro, el monitoreo constante que preocupa y alerta, yo sintiéndome desdibujada, desoída e infantilizada. Una sola anécdota al respecto para visualizar lo que digo: en la sala de preparto mientras tenía al menos 4 médicos tocándome y resolviendo una cesárea o un parto natural, una doctora se da cuenta que yo podía anticipar la contracción inminente y paró todo el movimiento, habló conmigo y nos pusimos de acuerdo en que iba a intentar un parto natural ya que yo podía hacer la fuerza correcta en el momento correcto; pero para esto yo ya había sufrido varias horas escuchando que como era primeriza no iba a saber qué hacer, que como no había hecho el curso pre parto mis avisos de contracciones no eran fiables, bla, bla, bla. 

Después del parto me levanté en cuanto pude. Ya no soportaba que vinieran a la habitación a pesar a un niño que yo no tenía en brazos; pensaba en ese momento… ¿en una situación tan dolorosa para una madre, nadie avisa a las pediatras del piso que yo no tengo bebé para pesar, que cada vez que abren la puerta y tengo que explicar que Juan está en terapia recibo esas miradas de lástima que me lastiman aún más?

En fin, bajé yo también a neo, sangrando en cuerpo y alma a ver a mi pequeño yacer en una camita que después llamaríamos CERVOCUNA, y que lo mantendría calentito fuera de mi útero. 

En el 2009 el horario de la neo era bastante acotado, una hora reloj de visita cada dos. No me alcanzaba para estar con Juan, aún sin poder tocarlo creía por momento abrazarlo con la mirada, recorrer cada parte de su cuerpito y rogar que no le doliera tanto todo lo que lo tenía puesto, la vía, la sonda…. Una hora me era poco y no había chance de alargar. 

De vuelta a mi casa sin panza y sin bebé comencé a tener estrategias para poder descansar y estar a horario en la neo…. Mi familia, toda se organizó en torno a cuidarme y así cuidar a Juanpi. Era doloroso para todos, los abuelos no podían verlo y había situaciones que estresaban mucho. Mi mamá conoció a Juan a través de una sabanita con sangre que ella lavaba amorosa y dolorosamente y mi hermana conoció a Juan a través del olorcito a vómito en una ropita. Para la familia cercana ese primer contacto desde el dolor marca para toda la vida. 

Estuvimos casi dos meses, 56 días exactamente; yo denominé a esto el “juego de la oca” porque íbamos a veces 1 paso para adelante para adelante y muchas 10 pasos para atrás. 

El tema de la lactancia fue un tema que me pasó desapercibido, me sacaba leche como podía, investigaba con saca leches variados hasta encontrar el que más cómodo me venía. Era angustiante la cantidad de leche que sacaba, se me iba la hora la visita en ese acto. Sentía que si le dejaba mucha leche el enano iba a estar mejor; pero al no haber puericultoras y las enfermeras que corrían todo el tiempo nadie me dijo, nadie se sentó a hablar conmigo de lo importante de la lactancia materna, de cómo podíamos promoverla y extenderla en casa. Algunas enfermeras nos regalaban sobres de Nutrilon para que tengamos el arsenal de leche de fórmula en casa y yo pensaba que si ellas me lo daban era porque era mejor. Ya mi cuerpo había fallado con Juan por qué no iba a fallar de nuevo…. Mi leche sería buena?. 

Después de dos meses nos dieron el alta y la única información que nos brindaron fue una fotocopia de….. cómo esterilizar una mamadera. Se imaginan cómo termino mi historia?. Sumado a una pediatra que no era pro-lactancia, dejé de darle lactancia mixta a los 4 meses y sólo me quedé con la fórmula. Nunca supe que era mi derecho darle mi leche por falta de información y apoyo. Ojalá hubiera pocas historias como la mía y muchas de lactancias maternas exclusivas logradas con apoyo del personal de salud.


martes, 17 de noviembre de 2015

CARTA ESCRITA POR UN RECIENTE HERMANO MAYOR


Mamá y Papá:

Quiero decirles algunas cosas, espero que me escuchan y puedan ayudarme.
No entiendo bien lo que me pasa. Todos me dicen que tengo que estar contento porque tengo un hermanito. Todos me felicitan. 
Todos están tan contentos, yo no lo estoy y no sé porqué. Los veo a ustedes felices pero cansados. Veo que tienen todo el tiempo a upa al bebé. Cada vez que les pido algo están ocupados o sin ganas. 
Veo que mi hermanito ahora está con ustedes en ese lugar donde antes estaba yo. Ahora ya no tienen todo el tiempo para mí. Está él. Ya casi no pueden jugar conmigo. Siempre me piden que espere. A mi me gusta salir a pasear con los abuelos y tíos pero yo quiero quedarme en casa con ustedes. A mi me gusta ir al jardín pero ahora cuando yo me voy él se queda en mi casa.  Todo esto no me hace sentir bien.
No entiendo porque llora el bebé y me asusta. No entiendo porque llora tanto a la noche, tan fuerte que me despierta. 
Y de día me piden que haga silencio porque se tiene que dormir o porque está durmiendo. 
No sé como hacer silencio tanto tiempo. 
No entiendo muchas cosas, otras me enojan y tampoco sé porque me porto mal. 
No te enojes conmigo, no lo hago apropósito, no lo puedo evitar, no soy malo. 
Me gustaría que todo vuelva a ser cómo antes, cuando todo estaba bien.
Tengo miedo que me dejen de querer cuando me porto mal o porque no quiero a mi hermanito. 
También a veces quiero ayudar o acariciar a mi hermanito y no lo hago bien, soy torpe. 
Es que no sé cómo hacerlo pero quiero ayudarte. 
Te pido que me ayudes a entender lo que me pasa. 
Te pido que me tengas paciencia y me retes menos.
Te pido que me demuestres que sigo siendo importante y que me siguen queriendo. 
Quisiera volver a ser la persona favorita en su mundo. 
Mamá y Papá los quiero, ahora soy el "Hermano Mayor" pero aún sigo siendo un niño que estoy aprendiendo y necesita mucho de ustedes.


Lic. Mariela Cacciola
Psicóloga especialista en maternidad, crianza e infancia.

Con esta carta buscamos empatizar con lo que le sucede a un niño con la llegada de su hermanito. Es el eje central del TALLER VIRTUAL: "HERMANOS. Cómo favorecer la relación". En el taller buscamos comprender al niño y brindarles herramientas a las mamás y los papás para acompañarlos en esos momentos.

Podes CONTACTARTE para conocer la próxima fecha de inicio del taller virtual o por cualquier consulta.