martes, 3 de diciembre de 2013

Dulce Crianza en CHILE



LOS CAPRICHOS: ¿Existen?

Hace unos días escucho decir a una colega, psicóloga, que un bebé de 3 meses si llora por no querer estar en el cochecito, llora de CAPRICHO.
No puedo evitar indignarme frente a esto y reflexionar ¿Qué es un capricho? ¿Qué entiende la gente por capricho? ¿Qué un bebé quiera upa? ¿Qué un niño quiera un juguete? ¿Qué quiera mirar tele? ¿Qué quiera elegir que comer? ¿Qué quiera elegir que ponerse? ¿Qué no quiera irse de la plaza?
Seguramente mucha gente sostiene que los niños tienen que comer lo que el adulto quiera y cuando el adulto quiera, tiene que ponerse lo que el adulto quiera, tiene que jugar cuando y con que lo que el adulto quiera, tienen que hacer todo lo que adulto disponga y fundamentalmente tienen que aceptarlo y no querer otra cosa. Porque de lo contrario será por puro CAPRICHO. Me pregunto ¿Quiénes son los caprichosos? ¿LOS NIÑOS O LOS ADULTOS?
En mi forma de entender la infancia: NO EXISTEN LOS CAPRICHOS, EXISTEN LAS NECESIDADES, EXISTEN LAS EMOCIONES, EXISTEN LOS DESEOS, de los niños al igual que de los adultos.
Claro está que no siempre podemos acceder a ese deseo, pero ese es otro tema. Si puedo o no acceder a lo que quiero es otra discusión tanto para los adultos como para los niños. Pero no creo para nada justo hablar de deseo en los adultos y hablar de capricho en los niños.
Nombrar como CAPRICHOS algunos comportamientos es la mezcla perfecta entre una visión adultocentrista de la infancia y a un gran desconocimiento de las verdaderas necesidades de los bebés y los niños.
Lo peor es porque al sancionar algo como capricho, tiene implícita la idea que hay que ignorarlo. Esto está muy lejos de lo que considero que hay que hacer.
Para un desarrollo emocional saludable del niño tenemos que escuchar a nuestros hijos y entender lo que nos piden. Pensar que es capricho nos aleja de ellos.  Estemos cerca y atentos a los que nos piden y a lo que necesitan. Esto nos va a permitir evaluar si puedo darle lo que necesita o de lo contrario acompañarlo en la frustración que esto le genera.
Muchas veces es un trabajo para los padres darnos cuenta qué es lo que realmente nos están pidiendo. En el caso de ese bebé de 3 meses, lo que necesitaba era estar en brazos, contacto físico, no hay nada por descubrir. Quizás es más difícil en niños más grandes, muchas veces le podemos dar lo que piden sin conflictos. Pero a veces piden una cosa y después otra y luego otra. Nuestro trabajo es descubrir qué nos está pidiendo realmente, qué es lo que necesita y qué es lo que le está pasando. A veces los niños realizan reclamos para los padres, piden de ellos, pero no encuentran otra manera de pedirlo ya que no son escuchados.
Obviamente en muchas oportunidades no podremos darle lo que nos pide, pero si yo leo su pedido como CAPRICHO me voy a enojar porque no comprende o no acepta que lo que le decimos. En cambio si yo empatizo con él, si yo entiendo que quiere algo y que lo frustra no poder acceder, lo voy a comprender, lo voy a consolar y voy a buscar la manera de acompañarlo en el malestar que esto le produce.
Sí en vez de reconocer que mi hijo tiene necesidades y deseos, entiendo que tiene CAPRICHOS, lo estoy privando de mucho, y no me refiero a no darle lo que quiere. Lo estoy privando de: aprender a elegir, aprender a crear acuerdos, aprender a tomar decisiones, aprender a conocer sus gustos, aprender a manejar sus frustraciones. Lo estoy privando de un papá y una mamá que lo comprenda, lo acompañe y lo contenga.


Lic. Mariela Cacciola
Psicóloga especialista en Maternidad, Crianza e Infancia. 
Coordinadora de Dulce Crianza

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