miércoles, 6 de febrero de 2013

Recuperemos la confianza en nosotros y en nuestros hijos

Ayer durante todo el día escuche el audio del horror que vivían los bebés y niños que asistían  al Jardín Tribilin de San Isidro Provincia de Buenos Aires (“Jardín del terror”). Jardín en el qué se descubrió el maltrato que recibían los niños por parte de quiénes tenían la obligación de cuidarlos y atenderlos. 

Escuche el audio que grabo un papá, observe entrevistas realizadas a padres, comentarios de periodistas y profesionales, lo que me llevo a reflexionar qué nos pasa como padres. Considero que este tipo de eventos nos tiene que ser útil para cuestionarnos cuál es nuestro lugar, qué autoridad tenemos, no para culpabilizar sino para pensar que como padres y como sociedad somos parte de esto. 

Mucho se habla de que los niños ya no respetan a la autoridad, que los padres ya no tienen la autoridad sobre sus hijos como lo tenían en otros momentos. 

A raíz de estos hechos me pregunto donde está la autoridad de los padres, pero no asociada a la idea que deben tener autoridad sobre sus hijos para “para ponerles límites”, “para controlarlos” o “para castigarlos”. Sino la autoridad que tengo como padre de saber que es lo mejor para mi hijo. 

Esto es algo que muchos padres perdieron. Lo podemos llamar autoridad o lo podemos llamar confianza en ellos y en sus hijos. La autoridad, el poder y la confianza para hacer primar, ante todo, lo que necesita mi hijo y lo que le pasa. Para esto, necesitamos poder conocerlo y poder escucharlo. 

Ayer escuchaba testimonios de muchos padres que resignificaron síntomas que mostraban sus hijos, el más nombrado era el miedo al agua, no querer bañarse, incluso hablaban de fobia al agua. Hasta este momento estos padres lo tomaban como simples “berrinches o caprichos”. Insisto en no culpabilizar pero sí tener en cuenta que ésta sociedad minimiza lo que le pasa a un niño, le resta importancia y no se detiene a observar que le puede estar sucediendo. 

En otro caso, un periodista le pregunta a uno de los papás que enviaba a su hija de casi dos años al jardín, qué le habían explicado, qué le habían dicho sobre los sucedido y de porque no iba más. Este papá cuenta que no le dijeron nada y que están esperando al sábado (faltan 5 días, y ya hace otros 5 que su hija no va al jardín) para reunirse con un equipo de profesionales quienes le van a indicar qué y cómo decirles lo ocurrido. Más allá de la buena medida tomada por el ministerio de educación de poner a disposición de estos padres orientación para manejar la situación, me hace pensar en esta autoridad perdida de los padres, este lugar perdido, donde estos padres necesitan de “profesionales” que les indiquen que hacer con sus hijos. Donde no hay una confianza para comenzar a abordar el tema desde el saber “simplemente” como padres. No tener la confianza o la autoridad para explicarle a su hija ni siquiera porque no va más al jardín. No dicen nada hasta que les diga que tiene que decir. 

Esto que esta ocurriendo como consecuencia de lo descubierto en este jardín, es un hecho tiene gran magnitud pero esto se evidencia en distintos momentos de la crianza. Lo que me lleva a reflexionar en ésta pérdida de confianza de los padres, que hace que busquen respuestas en cualquier lugar menos en su interior, que recurran a profesionales, que lean libros, que apliquen métodos (por ejemplo Duérmete Niño), que obedezcan ciegamente a consejos que pueden leer o que les pueden decir otros, por ejemplo su pediatra, sin darse el lugar y sin tener la autoridad y la confianza que como padres son ellos lo que saben lo que necesita su hijo. 

Muchos son los padres que consideran que el poder y la autoridad no está en ellos, que pediatras, psicólogos, maestras, directoras, neurólogos, etc, etc saben más de la niñez y de SUS niños que ellos mismos. 

Como padres podemos buscar orientación, de hecho este espacio surge con el fin de poder acompañar a los padres en la crianza de sus hijos, pero debemos saber que somos nosotros los que realmente sabemos que es lo mejor para nuestra familia. Como mamá y papá puedo buscar orientación, consejos, escuchar a profesionales, leer libros pero siempre confiar que la última palabra y quien decide que es lo mejor para mi hijo somos nosotros. 

Debemos recuperar ese lugar perdido, recuperar la confianza y el sentido común en nuestra función de padres. 

Para recuperarlo tenemos que volver a escucharnos nosotros, mirarnos para adentro y MIRAR a nuestro hijo. ESCUCHARLOS Y SOBRE TODO RESPETARLOS. Los niños no lloran porque sí, no hacen berrinches porque sí, no se portan mal por naturaleza. Todo tiene un sentido y un fin. Algo nos están queriendo comunicar. No nos manipulan ni nos toman el tiempo. ELLOS NOS NECESITAN A CADA INSTANTE. Tratan de expresar como pueden y con sus escasos recursos lo que les pasa, tratan de encontrar la forma para que sus padres los escuchen. 

RECUPEREMOS LA CONFIANZA ELLOS Y EN NOSOTROS.